Jugos para dolor crónico (jugos analgésicos)
El dolor está vinculado de manera inseparable al hecho de ser humano, por lo que ha existido desde el inicio de la humanidad y hacer un recorrido histórico de este fenómeno resulta sumamente complejo.
Para ilustrar un poco esta afirmación sólo tenemos que referirnos al primer libro del Antiguo Testamento, el Génesis, donde en su tercer capítulo se lee textualmente “darás a luz a tus hijos con dolor”. O hacer referencia a la primera de las cuatro nobles verdades que constituyen la esencia de la doctrina budista, en la que se expone que el sufrimiento o dolor es universal, nadie puede liberarse de él, desde el nacimiento hasta la muerte.
Para el hombre primitivo, sólo el dolor de causa exógena, como el de los traumatismos, tenía una explicación evidente, por lo que el dolor causado por una enfermedad no se lograba entender y era atribuido al castigo de los dioses o a la entrada de espíritus o demonios en el cuerpo. De esta manera trataban el dolor externo con plantas, sangre de animales, frío o calor; y el dolor interno, con ritos mágicos y tapando los orificios por donde entraban estos espíritus.
En las civilizaciones antiguas, como en la asirio-babilónica, la egipcia y la hebrea, el dolor obtuvo una connotación religiosa, considerándose como una intoxicación por parte de espíritus malignos o como parte de un castigo divino, lo que se extendió hasta la civilización cristiana. Por otra parte, los antiguos chinos creían que el dolor provenía de la pérdida del equilibrio entre el yin y el yang y que éste residía en el corazón. Ya en 2600 a.C, Huang Ti producía analgesia y anestesia con plantas medicinales como el hachís o aplicando la acupuntura.
En la India se creía que el dolor era producto de la frustración de los deseos y localizaban a éste en el alma. Por lo que son los primeros que le dan importancia al componente psicológico del dolor.
Desde tiempos muy remotos se tiene constancia de escritos que hacen alusión al dolor y su tratamiento. Se cree que, hacia el año 4000 a.C, los sumerios en la antigua Mesopotamia empleaban el hugil o planta de la alegría, haciendo referencia a la adormidera. Ésta es la primera referencia histórica del uso del opio. Ya en tablillas en idioma sumerio encontradas en Nippur (2250 a.C.) se habla del uso de plantas medicinales para el tratamiento del dolor. Asimismo, el papiro de Ebers (1550 a.C), el tratado farmacológico más importante de la antigua Mesopotamia que se conserva en la actualidad, describe con detalle el empleo del opio para los dolores de cabeza del dios Ra.
En la antigua sociedad griega se tienen evidencias arqueológicas del consumo de opio durante las guerras troyanas (1200 a.C). Por otro lado, los sabios griegos teorizaban acerca de qué es el dolor y cómo se produce. La teoría propuesta por Aristóteles defendía que el dolor viajaba a través de la piel por la sangre hasta el corazón y planteaba que el dolor era una alteración del calor vital del corazón, a su vez determinado por el cerebro. Esta teoría se mantendría viva más de 23 siglos.
Hipócrates (460-377 a.C), padre de la medicina y el gran médico de la antigua Greña, consideraba el dolor como una alteración del equilibrio normal del organismo que yacía en el corazón, y para tratarlo utilizó una “sponja sumnifera” que consistía en una esponja de mar impregnada con opio, beleño y mandragora; además describe el uso de corteza de sauce blanco (que contiene precursores de la aspirina) para el tratamiento de los dolores relacionados con el parto.
En la antigua Roma, Galeno (130-200) hizo una extraordinaria descripción del sistema nervioso y relacionó directamente el dolor con el cerebro.
Avicena, el gran médico persa del siglo XI, indicó que los receptores del dolor se ubicaban en el cerebro en el ventrículo anterior y utilizaba el opio con gran frecuencia. Se cree que murió en el año 1037 por consumo exagerado de esta sustancia. A su vez, se atrevió a clasificar los analgésicos refiriéndose al opio como el más fuerte y al agua fría y al hielo como los menos potentes (inicio de la crioanalgesia).
Por otro lado, están las civilizaciones americanas precolombinas. Aquí destaca el papel de los incas, que utilizaban ya para el 400-700 a.C. las hojas de coca sobre la herida para producir analgesia, lo que se puede considerar el origen de la anestesia local; y los mayas, quienes utilizaban el estramonio (una planta que contiene escopolamina y atropina) como analgésico durante el parto. Esta sociedad concebía el dolor como sinónimo de muerte.
En el Renacimiento, Leonardo da Vinci hace una descripción anatómica de los nervios del cuerpo humano y los relaciona con el dolor, confirmando así la teoría galénica. Descartes, por su parte, en 1664 en su libro L’homme aportó el concepto de que el dolor viaja por finas hebras, apoyando con sus teorías a Galeno y desacreditando a Aristóteles.
En la actualidad, el dolor, especialmente el crónico, se combate no sólo con tratamientos médcos especializados sino que también se refuerza mediante una buena alimentación y plantas medicinales que ayuden a mitigarlo de manera natural.
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Alimentos analgésicos naturales
Cúrcuma Según investigaciones realizadas, la cúrcuma es efectiva en contra del dolor tanto agudo como crónico (especialmente el causado por la artritis reumatoide).
Jengibre Tiene propiedades antiinflamatorias y puede ayudar a aliviar el dolor. Se puede realizar infusiones o integrarlo en jugos con vegetales
Pimienta de cayena: También es una aliada contra el dolor y la inflamación.
Manzanilla Se considera un antiinflamatorio y analgésico natural que se puede tomar en infusión o añadido a los jugos.
Piña: Contiene bromelaina que, según investigaciones, ayuda a aliviar el dolor y la inflamación.
Frutas cítricas como la naranja, toronja, mandarina Se ha demostrado que esta frutas ricas en vitamina C ayudan a aliviar el dolor causado por la artritis y por los músculos lesionados.
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Recetas de jugos analgésicos contra el dolor
Jugo analgésico contra el dolor #1
Ingredientes
1 cucharadita de pimienta de Cayena
1 tallo de apio
1 puñado de cilantro
1 diente de ajo crudo
1/2 cebolla
1 tomate pequeño
Preparación
Lavar y picar la cebolla, el tomate y el apio en pedacitos pequeños y colocar en la licuadora junto con el resto de los ingredientes. Licuar por unos instantes. Colar y tomar a diario.
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Jugo analgésico contra el dolor #2
Ingredientes
1 manojo de apio
1 pepino
1 pedacito de raíz de jengibre de 1 pulgada
1 pedacito de raíz de cúrcuma de 1 pulgada
3 zanahorias
2 tazas de piña fresca
Preparación:
Lavar y picar todos los ingredientes. Colocar en la licuadora o procesador: Tomar este jugo de inmediato o guardar en la nevera un tiempo no mayor de 48 horas.
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Jugo analgésico contra el dolor #3
Ingredientes
1 pepino
3 ramas de apio
1 puñado de espinacas
1 cucharadita de jengibre en polvo
1 cucharadita de cúrcuma en polvo
1/2 limón (su jugo)
Preparación:
Extraer el jugo del medio limón. Lavar y picar el pepino, el apio y la espinaca. Poner todos los ingredientes en la licuadora y licuar hasta que quede con una consistencia cremosa. Tomar por la mañana todos los días.
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Jugo analgésico contra el dolor #4
Ingredientes
1 bolsita de té verde
1 limón (su jugo)
1 cucharadita de pimienta de cayena
Preparación
Hacer una infusión de té verde. Separado extraer el jugo del limón. Una vez la infsión de té verde esté preparado añadir el jugo de limón y la pimienta de cayena. Mezclar bien y tomar todos los días
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Recomendaciones
Llevar una vida activa. Hacer ejercicio a diario como caiminar o nadar con el fin de aliviar el dolor.
Acudir a sesiones de fisioterapia. Esto lo ayuda a moverse mejor, alivia su dolor y facilita las tareas diarias y actividades como caminar, subir escaleras o subir y bajar de la cama. La terapia física para el dolor persistente puede incluir manipulación, ejercicios de estiramiento y ejercicios para aliviar el dolor.
La fisioterapia generalmente la administra un fisioterapeuta, quiropráctico u osteópata, o en algunos casos, un terapeuta ocupacional.
Los fisioterapeutas pueden aconsejarle sobre el tipo de ejercicio y actividad adecuados. Los terapeutas ocupacionales pueden apoyarlo con cambios ambientales que pueden ayudarlo a permanecer en el trabajo y funcionar mejor en su hogar. Si tiene terapia física, debe comenzar a sentir los beneficios después de algunas sesiones
Praciticar técnicas de relajación como el yoga o el taichi que contribuyen a gestionar mejor los malos momentos
Distraer la menteMantener una vida soial activa y hacer cosas que estimulen la mente.
Tener cuidado con el uso de fármacos opioides para el dolor crónico los cuales son, en la actualidad, los analgésicos más potentes de que disponemos. Aunque su uso clásico era el tratamiento del dolor en el cáncer, su utilización se ha extendido con éxito a otros tipos de dolor crónico intenso. De hecho, en los dolores muscu-loesqueléticos se ha pasado en 20 años de un 8% a un 16% en el porcentaje de pacientes que los recibe.
Sin embargo, todavía existe poca experiencia en el empleo de estos fármacos de forma crónica en pacientes con dolores de huesos. El problema potencial de adicción es algo que preocupa a los médicos y que no se ha explorado adecuadamente en este contexto. También es verdad que este tipo de tratamiento, si bien puede controlar el dolor, puede también aumentar las necesidades de cuidado del paciente por la sedación que produce..
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